EN NOMBRE DE LO JUSTO
A
cada instante nos cruzamos con mucha “gente extraña” para nosotros, ya sea
porque lleva algo extravagante, porque habla con un dejo especial, o porque
simplemente es diferente a nosotros. Pero cada uno tiene maneras diferentes de
reaccionar cuando interactúa con “gente extraña”.
Todos
los días veo como la sociedad sufre por un déficit de aceptación, lo veo en la
calle cuando alguien se cruza con “gente extraña”, en el transporte público,
incluso en el trabajo; pero felizmente no todos somos iguales, cada uno tiene
maneras diferentes de reaccionar. Me doy cuenta que hay personas que si saben
cómo tratar una persona; sin esos prejuicios inútiles.
En
cambio, existe otro puñado de personas que lo único que hacen es malograr el
día de los demás, no solo el de “gente extraña” para ellos, sino también el de
las personas que están alrededor, con
momentos incómodos e irracionales. Este grupo tiene una característica
especial, es muy intolerante a lo diferente.
El
otro día por ejemplo, estaba sentado en la combi con la mente en las nubes; sin
embargo hubo un riña en pleno carro que me hizo aterrizar. Una señora se había
indignado porque otra ya mayor se sentó a su costado. Sin ningún fundamento
racional se levantó gritando incoherencias y humillando a la pobre anciana;
felizmente el cobrador intervino y la señora problemática fue sacada de la
combi.
La
mujer mayor no fue la única que paso un mal momento, las demás personas que
apreciamos el vergonzoso acto, también; incluso la propia señora maleducada lo
pasó. Lo peor de todo es que no existía ninguna razón para que todo este
problema se iniciara.
Estas
vergonzosas e incómodas situaciones se pueden evitar, tan sólo necesitamos
poner en su lugar a ese puñado de personas que malogran nuestros días, así como
el cobrador lo hizo. ¿Dejaremos que nuestros días y el de gente inocente sean
arruinados?
Por:
César Anthony Calle Espino
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