sábado, 2 de junio de 2012

El Túnel - Emanuel Rivera Martínez


El Túnel
Ernesto Sábato
184 páginas
1948

Emanuel Rivera Martínez; Estudiante de Ingeniería Informática en la Universidad Lasalle Arequipa, Perú; erivera@ulasalle.edu.pe.

Ernesto Sábato fue un importante escritor, ensayista, físico y pintor argentino. Escribió tres novelas: “El túnel” [1948], “Sobre héroes y tumbas” [1961] y “Abaddón el exterminador” [1974], e innumerables ensayos sobre la condición humana.

Hizo su doctorado en física y cursos de filosofía en la Universidad de La Plata. Trabajó luego en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura. Ha escrito varios libros de ensayos sobre el hombre en la crisis de nuestro tiempo y sobre el sentido de la actividad literaria.

El Túnel es una obra de estructura psicológica, fue publicado en 1948, consta de 39 capítulos. Ernesto Sábato, nos entrega, en esta obra, los elementos básicos de su visión metafísica del existencialismo. Pese a la amargura y el pesimismo que recorre toda la trágica historia, Sábato deja también espacio para la ironía.

La obra empieza con el relato de Juan Pablo Castel confesando que es el responsable de la muerte de María Iribarne, es un pintor que escribe su propia historia.

Habla acerca de lo que piensa de los hombres, que todos son vanidosos, que aunque traten de ser modestos siempre actúan por vanidad. A él no le interesa lo que piense la gente, ni lo que puedan opinar, él se decide a escribir la historia de su crimen con la esperanza de que al menos una persona pueda comprender sus razones. Se queja de que nadie lo entiende y que la única persona que podría llegar a entenderlo fue la mujer a la que mató.  Conoció a María en un salón de pintura donde presentó un cuadro llamado “Maternidad”. Explica que no soporta a los críticos que empiezan a comentar su cuadro y que los encuentra charlatanes. El cuadro mostraba una mujer que miraba jugar a un niño, pero arriba, a la izquierda, a través de una ventanita, se veía una pequeña y remota escena de una mujer que miraba el mar y que estaba como esperando algo, una escena que sugería soledad absoluta. Nadie se fijaba en esa pequeña escena del cuadro excepto una muchacha que miró fijamente la ventanita. Después desapareció entre la multitud.
Una tarde la vio en la calle, la siguió hasta el edificio de la compañía T, entró en ella y la vio esperar el ascensor. Entonces conversaron y Juan Pablo le preguntó sobre la ventanita, si la recordaba y ella le dijo que la recordaba constantemente y luego se fue corriendo. Un día que la fue a esperar a la compañía la tomó del brazo y la llevó hasta la plaza San Martín para que conversaran, él le dijo que la necesitaba porque sabía que ella pensaba como él. Esa noche hablaron por teléfono, él le dijo que no había dejado de pensar en ella y que la llamaría al día siguiente.
A la mañana siguiente la llamó pero la mucama le dijo que se había ido al campo y que le había dejado una carta. Juan Pablo se dirigió a la casa de ella para buscar la carta, una vez allí habló con un tal señor Allende que era ciego, este le dijo que era el esposo de María y le pasó la carta que ella le había dejado. Allende le dijo que ella había ido a la estancia que era de su primo Hunter.
Una vez que María volvió comenzaron a verse continuamente, Juan Pablo la amaba pero sentía que María lo quería como a un hermano, discutían continuamente porque él le hacía muchas preguntas obsesivas acerca de sus antiguas relaciones con otros hombres y de su esposo Allende. En una de sus paranoias discutieron fuertemente y ella se marchó. A la mañana siguiente Juan Pablo la llamó pero ella se había ido a la estancia.
Juan Pablo se dirigió a la estancia para ver a María, fue allí donde se encontró con Hunter quien le presentó a una mujer flaca llamada Mimí. Hunter le explicó que María se había recostado porque se sentía mal. Una vez que llegó María se fueron a la playa y ahí tuvieron una conversación. Juan Pablo sentía que María era falsa, que le ocultaba cosas. Cuando él abandonó la estancia creyó que María lo seguiría pero no fue así. En su casa le escribió una carta a María en donde le decía que no entendía como podía estar con él, con Allende y con Hunter al mismo tiempo. Luego se arrepintió de haberla mandado y fue a buscarla pero en el correo no quisieron devolvérsela.
La llamó a la estancia amenazándola con que si no venía él se mataría, quedaron de verse al día siguiente. Esa noche Juan Pablo bebió mucho y se acostó con una prostituta, se dio cuenta de que María se asemejaba mucho a ella en sus gestos y llegó a la conclusión de que María era también una prostituta. Habían quedado de juntarse en la Recoleta pero María no llegó entonces él la llamó por teléfono y la mucama dijo que el señor Hunter la había llamado y ella había partido a la estancia.
Juan Pablo fue a la estancia en su auto una vez que llegó se escondió y esperó. Después de una espera interminable los vio bajando por la escalinata, iban del brazo, los vio caminar largamente por el parque. Entonces comenzó la tormenta, con truenos y relámpagos, luego empezaron a caer las primeras gotas. Juan Pablo se trepó hasta la planta alta por la reja de una ventana. Entró en la galería y buscó su dormitorio, empuñó un cuchillo y abrió la puerta.
Cuando se acercó a la cama ella le preguntó tristemente qué iba a hacer, él le respondió que tenía que matarla por haberlo dejado solo, entonces, llorando le clavó el cuchillo en el pecho. Corrió a Buenos Aires y llamo a la casa de Allende diciendo que tenía que verlo. Le gritó al ciego que venía de la estancia, que María era la amante de Hunter y que la había matado entonces el ciego le gritó que era un insensato. Luego fue a la comisaría y se entregó. En los meses de encierro intentó darle explicación a la última palabra del ciego: “Insensato” y el por qué de que Allende se hubiera suicidado.

Me llamó la atención el título, en ningún momento creí que tratara de un crimen y mucho menos de que el asesino es quien lo relata. Juan Pablo Castel tenía problemas que lo atormentaban desde su niñez, ya que se sentía solo, vacío, sin ninguna motivación, solo sus cuadros, pero no se daba cuenta de que él fue quién tomó la decisión de ser así. Recomiendo mucho esta obra impresionante.

Conclusión:
En conclusión, Juan Pablo en ningún momento quiso hacerle daño a María, y se dejó llevar por la ira que sentía en ese momento y no midió las consecuencias de sus actos; simplemente se sintió decepcionado, traicionado y con un vacío más grande del que vivía antes de conocer a María.

Bibliografía:
-          Sábato, Ernesto [1961] “Sobre héroes y tumbas”.
-          Sábato, Ernesto [1974] “Abaddón el exterminador”


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